diciembre 08, 2008

Por los siglos de los siglos...

Se abre una compuerta
Por los siglos de los siglos padre mío.
Esperar tus respuestas está impidiendo que claudique mi corazón.
Y te encontré, atrás de un halo de luz
Porque la luz inexplicablemente no logra mostrarme el camino.
En estos instantes te preguntas
¿Quién seguirá mis pasos?
Dirigiéndote al monstruo que otros nombraron
Como tu hijo eterno.


Espero paciente para que rasgues mi túnica señor de los abismos
Destruirán mi cuerpo
Por los siglos y los siglos
Un coro y amen.
Tú que condenaste a los sacerdotes
Mercaderes ignorantes ante el único fuego
Que podrá salvar
No
Nunca seré yo.


Ella murió Padre
No pude enterrar sus huesos
Y recordé
Pude haber terminado con todo
Mucho antes de empezar
Tomar un camino distinto esa tarde
Pero tú guiaste mis pasos
Sin sonreír Padre.
Es que en el fondo
¿Sabías algo?, sagrada vaca que juegas a ser ignorante

Y ahora no sabes qué explicar.

No peines más tu barba
Escucha
No estoy llorando
Con los siglos y los siglos
Logré aprender
Que si muestras una lagrima
Pensarías.
Lo digo en serio
Que soy indigno de ser conocido como el hijo,
Que escapó, para siempre perderse
Por eso Padre
Deja que no pierda lo que más quise
Es que ella me dejó un papel en blanco
Pegado a la pared
Intenta explicarme
Por qué lo pego a la pared
Y no a mi corazón
Acaso no tengo corazón
¿Y tengo muchas paredes?


Y para qué seguir con esto Padre
Si no escuchas ni entiendes la razón de mi galopar
Porque me siento más cerca a esos bichos
Bichos de tu reino Padre
Que vagaron libres por estas tierras
Ya nunca de ellos
Ni mías.


Es que al príncipe lo desalojaron de tu reino
Padre
Escupo en tu túnica
Dejaste a tu hijo arrastrarse adolorido
Con alfileres clavados en los parpados
Y después quieres que no odie tus abrazos
Y odie la soledad
Insignia de mi andar
Por los siglos de los siglos Padre.


He aquí mi único pedido.
Ni misericordia
A tus pies
Con todo el odio que te tengo
Y el respeto a mis palabras que eso genera
Ante tu imagen
De vaca sagradaBarbas cuidadas.


Te digo:

Padre mío que dices acompañarme
Limpia tu nombre en mis recuerdos
Trae por lo que más quieras
Salvación a mis caídas
Y no oprimas con tus dedos mi voluntad
Es lo único que tengo
Dame desde hoy la fuerza para retorcer
Pescuezos
Cobarde ante muchos
Y no ante ti
Perdona eso
Y no intentes recibir más
Mucho me dañaste.
Ya mucho me dañaste.


Amén.