noviembre 29, 2010

Ritmo

Caída libre desde la estación.

Caída libre desde la canción aquella de mi reencarnación,

Pintura gastada entre dedos, uñas cuarteadas de mi raza tierra.

Punta de lengua sobre limón dulce, ardiente mixtura sabor a sierra.

Acorde mal pisado, cuerpo atiborrado de melodía profana

Aroma húmedo en esponja purpura, mordida, pagana.

Siempre usted. Siempre lo suyo, siempre su “algo”.

Siempre yo, hacia usted. Siempre lo mío hacia usted.

Usted. Siempre, siempre. Usted.

De locura ordinaria como diría el cantor,

Del hueco con gusanos como diría el actor.

De esta alma sin remedio como diría yo,

De esta cara aburrida como dirías tú.

Siempre usted. Siempre lo suyo, siempre su “todo”.

Siempre yo, hacia usted. Siempre lo que ya no es mío, hacia usted.

Usted. Siempre, siempre. Usted.

La cama gélida y con zanjas, la espalda insípida y con cicatriz.

Las manos sucias y valientes, la cara sucia sabor a ají.

Los fríos y los cálidos, tus amigos, tus fanáticos.

Los miedos nocturnos y diurnos, los enemigos, tus amigos.

Siempre usted. Siempre lo suyo, siempre su “nada”

Siempre yo, hacia usted. Siempre lo que será mío hacia usted.

Usted. Siempre, siempre ufanamente Usted.

Hasta las manos

A veces quisiera tocarte desde aquí, estirar los brazos y tenerte.

A veces me vuelvo muy loco y veo figuras en las paredes, a veces te veo cerca y lejos.

Lejos como a tres horas y media en avión desde la ciudad llena de perros melancólicos.

Hasta Lima. Sólo Lima.

Aquí echando humo, aquí gastando horas en algún vicio mal oliente y nauseabundo.

Hecho un tragamundo sin bandera, y traga todo, probando la fuerza.

Fuerza que tengan las gotas de lluvia sucia que caen sobre la lata, con sonido irritante.

Irritante como yo cuando te echo de menos, cuando estoy de más y cuando quedamos de menos.

Divididos por aquellos silencios de mierda que hacen quemar mis cuerdas vocales, como cuando ando harto de querer llegar primero y siempre llego último.

Ultimando detalles del mensaje, con frio en las piernas, con rencor hacia el teléfono que me corta la palabra, la palabra profunda que pega como una pluma tu cara. Tu cara y mi alma.

Recordando calles de lluvias en forma de soldaditos kamikazes que revientan en mi cabeza volcán.

En mi cabeza revoluciones y en tus ojos la paz.

La paz ajena y a tres horas y media de mí.

El amor y sus colores, tu pelo arcoíris, tus manos mil sabores.

El insomnio brutal que aniquila mis esperanzas, el cuarto de un escritor rojo que sabe que pronto amanecerá y que lo mejor quedará sobre las vías de una hoja con destino San Juan.

San Juan y mis noches avezadas. Neblina en mis ojos y en tu cuarto carcajadas.

También quiero reír.

Reír contigo, reír de mí.

Dejar que el tiempo pase y dejar mi corazón donde lo dejé.

Sobre tu mesita, al lado de una foto con usted.

Ya va a amanecer.

Tal vez me llames, tal vez conteste, tal vez me hables y tal vez hablaré.

Me dirás que todo está bien y no tocarás el tema.

Me preguntarás qué me pasa y yo te lo diré como lo hago ahora.

Me dirás que no quieres estar así y yo te diré que ya va a pasar.

Pensarás que dejo de creer en ti. Pensaré en decir que no es así.

Y mientras todo esto pasa, yo me anestesiaré por lo que pasó y creeré en ti.

Jodidamente en ti.

noviembre 25, 2010

FUGAZ

Me estoy volviendo loco.

Pienso mucho en ti y no sé qué hacer conmigo.

A veces es una mezcla de tomarme la cabeza con las dos manos,
acostarme escuchando alguna música ruidosa y rasposa
y luego saber que tengo mucho por hacer.

Pero no.

Hago todo lo contrario.
Hago todo lo que no me queda por hacer.

Hay momentos en los que trato de vaciar la cabeza.
La cabeza tarda tanto en quedarse sin nada, pero nada no es bueno.
Nada es cuando uno se asusta y ve pasar la vida en segundos, luego de eso, es nada.
Como cuando recordé que tu taxi casi choca con otro y te asustaste hasta erizar los vellos de tu cuerpo (seguro los de tus brazos fueron los primeros).
Entonces yo me puse en el asiento de al lado contigo para compartir ese susto, ese miedo.
Estuve tan cerca de ti que ahora desespero más noche con noche en mi repetible insomnio.
Le pego fuerte a mi organismo con cosas que me dopen, que me hagan satisfacer mi lado discontinuo, pero el retorno de todo eso me despierta más y esas ideas locas vienen y van.

Van, van, pero que se vayan y no vuelvan más.

Ahora quisiera que estés tú y no hablar de esto como un pensamiento fugaz.