julio 14, 2010

Trombosis / Jorge Pimentel

En los esfuerzos desesperados
el individuo se desmemoria,
pierde la cabeza, se distrae, se destripa,
se demuestra, se desmantela, se desprovisa,
se desmorona, se desinfla, se ríe de sí mismo,
se perfila, se desatmosferiza, conmigo, con ella,
con todos y se sitúa en el nombre del dolor
que sabe a calle, sin suplicar nada a nadie,
y se hunde, se entumece,
suplica, se agacha, llora,
con su pasión propia, con la suya,
sin pedirle permiso a nadie, se retuerce,
numera, pasa lista, no está,
rumia, se calla, se avienta, se pisa,
pierde la cuenta, se desarrolliza,
y a sus robos y a sus marcas y a sus chairas

+ un PIP – un GC
- un avión + un ómnibus

mutilado, cegado, firme, estoico, valiente,
sano, gordo, calvo, iridiscente,
soñado, importante, está siendo,
está amando, hace 3 días que,
suma y suda, hace 10 que multiplica y divide,
saca su cuenta, ta´ mal ta´ que cholea, computa,
muerde y se estrella,
también por su culpa los suplicios,
también por su culpa sus hijos y su esposa
y los 3 mese que debe
de luz, de agua, de colegio, de comida,
no viene a dormir a su casa y se esfuerza
chupa con los amigos, con los de la esquina,
y se muerde las uñas, desarregloso como es,
en sus vapores-sensaciones
en sus temblores-alumbrones

UYY - AYY
AYY - UYY

centuplicando la ausencia,
cuantificando la derrota,
energumizando lo poco que tiene,
lo poco que le queda, hoy, mañana,
basuridizando aún cuando cama,
aún cuando cama, camastro camarones, maricones,
hijos de puta, y se lo cargan y se lo llevan
a un hospital, a un hospicio, a la cárcel,
y le pegan y se cae y se vuelve a parar
y le vuelven a dar en el rostro,
en el torso, en sus partes, lo torturan,
lo ciegan, le sacan sangre
de la boca, le rompen la cabeza
y se lo tiran y se termina y se acabó.

julio 05, 2010

Amores Predestinados / Reynaldo Arenas

Yo soy ese niño de cara sucia
-sin duda inoportuno-
que de lejos contempla los carruajes
donde otros niños emiten risas y saltos considerables.
Yo soy ese niño desagradable
-sin duda inoportuno –
de cara redonda y sucia que ante los grandes faroles
o bajo las grandes damas también iluminadas
o ante las niñas que parecen levitar
proyecta el insulto de su cara redonda y sucia.
Yo soy ese niño hosco, más bien gris,
Que envuelto en lamentables combinaciones
pone una nota oscura sobre la nieve
o sobre el cesped tan cuidadosamente recortado
que nadie sino yo, porque no pago multas se atreve a pisotear.
Yo soy ese airado y solo niño de siempre
que os lanza el insulto del solo niño de siempre
y os advierte: si hipócritamente me acariciais la cabeza
aprovecharé la ocasión para levantarles la cartera.
Yo soy ese niño de siempre ante el panorama del inminente espanto.
Ese niño, ese niño,
ese niño que corrompe el poema con su nota naturalista.
Ese niño, ese niño,
ese niño que impone arduos y aburridos ensayos y hasta novelas,
aún más aburridas, sobre “los bajos fondos”.
Ese niño, ese niño, ese niño de cara airada y sucia que impone arduas
y siniestras revoluciones
para luego seguir con su cara aún más airada y sucia.
Ese niño, ese niño ese niño ante el panorama siempre inminente
(sólo inminente) del inminente espanto, de la inminente lepra,
del inminente piojo, del delito o del crimen inminentes.
Yo soy ese niño repulsivo que improvisa una cama con cartones viejos
y espera, seguro,
que venga usted a hacerle compañía.

julio 02, 2010

Arlequin por Humareda


Sobran las palabras...

julio 01, 2010

Raúl Gomez Jattin

Te quiero burrita

"Te quiero burrita
Porque no hablas
ni te quejas
ni pides plata
ni lloras
ni me quitas un lugar en la hamaca
ni te enterneces
ni suspiras cuando me vengo
ni te frunces
ni me agarrras
Te quiero
ahí sola
como yo
sin pretender estar conmigo
compartiendo tu crica
con mis amigos
sin hacerme quedar mal con ellos
y sin pedirme un beso".

Miguel Ildefonso


CON LA SED DEL ENSUEÑO

Malcom Lowry lleva a Tristan Tzara por las calles
de Lima. Son las 4 y 45 am. Y la urbe y su halo y su vanidad
y su azulina nada, todo está oscuro sin ninguna estrella;
sólo unas putas andan por ahí, y entre ellas la estatua de Villon.
Ambos están borrachos, vienen de La Cantuta,
de lejos parecen dos muchachitos que se pasaron de tragos
en una celebración, la despedida de Víctor; pero no,
sólo son dos viejos alcohólicos consumados
sabiendo lo que hacen con sus vidas.
Un desamparo huele a tiniebla, a cansancio, a orina.
Hay, por eso, una realidad diferente dentro de la poesía.
Cuerpos tendidos de mendigos y orates,
visones de París de Baudelaire, de Lorca en Nueva York,
de Blake en la avenida Wilson:
hay un niño con una cuchara de palo echando terokal
en una bolsa de plástico,
terokal amarillo como la Flor de Retama,
es mejor que la Navidad, dicen, con su mirada al Paraíso de Dante.
Las putas gordas fuman en sus esquinas unas líneas de Shakespeare,
siempre está de moda. Esperan a que llegue el barco
con los marineros de Pablo. Mientras tanto
un anarquista es torturado en el subsuelo,
un poeta es torturado en el subsuelo,
un rockero es torturado en el subsuelo.
Cuando amanezca, Malcom y Tristan caminarán hacia sus tumbas,
apenas recordarán unos espectros fragmentados cuando con miedo
y desamparados cada uno se acueste en su lecho amarillo.
El mar de Conrad se cubre de estaño, neblina triste de La Victoria,
y allí firma Luis H. Camarero con su primariosa letra
la Vox Horrísona del tren que pronto llegará.
Yukio Mishima, aparece con su espada de oro,
sale del pabellón de hojalata; las putas le dicen bye, ya amaneció,
sube al bus que lo lleva de regreso.
En el último asiento junto a la ventana va leyendo
El Zorro de Arriba y el Zorro de Abajo.
En una mesa de quirófano el Arte puso un paraguas
cuando Walter Benjamín escapaba por el Norte de Francia.
El Arte, empero, se ensimismó en su lenguaje.
Un sepuku abrió la puerta del Paraíso Zen.
Allá estaban los Andes, o sea el hielo donde cantaba
José María con la misma chica ayacuchana
cantando en todas las esquinas del mundo.
Con los audífonos en los oídos, Yukio se queda dormido
abierto su libro de la edición de Seix Barral, sólo para explicar
de este modo que es verdad que el Boom pasó hace tiempo de moda,
sólo para contar que una voz más profunda desde su sangre
estaba cantando:
Vengan todos a ver en la plazuela de Huanta,
amarillito Flor de Retama,
amarillito, amarilleando, Flor de Retama.
Donde la sangre del pueblo ahí se derrama,
allí mismo florece,
amarillito Flor de Retama,
amarillito amarillanto, Flor de Retama.
La sangre del pueblo tiene rico perfume,
huele a jazmín y violetas, geranio y margaritas,
a pólvora y dinamita, carajo,
a pólvora y dinamita, fuck you,
a pólvora y dinamita.