septiembre 20, 2008

SEUDO

Él: Hola amor ¿cómo te va en el trabajo?
Ella: Bien amor y a ti, ¿cómo va todo?
Él: Bien amor, con mucha presión pero haciendo todo lo que debo hacer y tu ¿alguna novedad?
Ella: Un poco cansada pero en la lucha.
Él: Hm… por cierto olvidé comentarte, voy a contratar a una secretaria ya que el trabajo resulta a veces muy pesado y los inversionistas están pidiendo más cosas.
Ella: Ah...qué bueno, mira si son situaciones parecidas; yo también voy a empezar a trabajar con un tipo nuevo, porque ando muy atareada con los papeleos de la empresa.
Él: Que bueno! , te parece si luego hablamos, aun tengo algo que hacer en la oficina.
Ella: Si me imagino amor, entonces más tarde hablamos.


(Dos de la mañana, suena el teléfono fastidiosamente)

Él: Hola amor, ¿estabas durmiendo?
Ella: Si algo, y ¿tú qué haces? ¿Dónde estás?
Él: Ah… en el trabajo, es que hay mucho por hacer, mucho papeleo acumulado.
Ella: Hm… entiendo.
Él: Si pues, bueno… te llamaba porque quería decirte que te extraño.
Ella: Yo también te extraño.
Él: Te dejo dormir mejor, hasta mañana amor.
Ella: Hasta mañana amor.


(Viernes, 2:30 p.m)

Ella: Amor estoy sin internet en el trabajo, ¿tú crees que puedas entrar a mi correo y mandar unos mails a unos clientes?, te paso la contraseña.
Él: Si amor claro, en un momento lo hago.


(Viernes, 10:15 p.m)

Ella: Amor, tú me pasarías la contraseña de tu correo para tenerla, y no se… así de algún modo tener acceso a todas las cosas el uno del otro.
Él: ¿Te parece necesario?
Ella: ¿Pero a que le temes? o ¿tienes algo que ocultar?
Él: No, sólo que no veo la necesidad, pero no tengo ningún problema.
Ella: ¿Amor?, hm… ¿por qué no me dijiste que aún te comunicabas con “ellas”?
Él: Porque estábamos tan bien que no quería malograr el momento.
Ella: ¿Por qué no confías en mi como lo hago yo?, yo te hubiese contado todo si es que acaso hubiese seguido comunicándome con las personas con las que solía salir antes, eres un imbécil que no valoras lo que hago por los dos.
Él: ¿Por qué dices eso?, son cosas sin importancia.
Ella: ¡No! Sólo que tú no confías en mi.
Él: Me harté, piensa lo que quieras.
Ella: Esa es tu salida, ya no quiero hablar de esto adiós. Así de sencillo.


- Llamada telefónica (sábado, 12:40 a.m)
- Llamada telefónica (sábado, 1:30 a.m)
- Llamada telefónica (sábado, 2:50 a.m)
- Llamada telefónica (sábado, 3:15 a.m)


Ella: ¿Si, hola?
Él: ¿Cómo estás?, estuve llamándote pero tu teléfono sonaba ocupado.
Ella: Ah…si es que estaba hablando con un amigo.
Él: ¿Con un amigo hasta las tres de la mañana?
Ella: Si, ¿Por qué?
Él: Seguramente no es sólo un amigo.
Ella: Piensa lo que quieras, no me importa.
Él: Seguro es el que trabaja contigo, te gusta y nunca lo dijiste; además te lo debes estar “cogiendo”.
Ella: Si pues, me lo estoy “cogiendo” así como tú te debes estar “cogiendo” a tu seudo secretaria.
Él: ¡Sí! No sabes como “cogemos”.
Ella: Adiós.
Él: Adiós.


- Llamada telefónica, no contestó (sábado, 8:10 p.m) /// casilla de voz.

Ella: Te llamaba para decirte que espero disfrutes de todas a las que te “coges” que yo haré lo mismo, hasta siempre.

- (El escuchaba del otro lado del teléfono el mensaje que ella dejó, no quiso contestar, dejó las cosas así como estaban, creyó que era lo mejor)

- 8 meses después…

*En un café en el centro de la ciudad, él sentado la ve entrar con un tipo, tomados de la mano; por la puerta de madera añeja como las tazas que han estado paseando de boca en boca durante toda la vida de aquel café.

Ella: ¡Qué! ¿No piensas saludar?
Él: Yo no hablo con putas.
Ella: Ahora dices eso,… putas son esas con las que te acuestas.
Él: Vete, no quiero verte ni hablar contigo, vete con el tipo con el que entraste, con el que te dice que te quiere a diario, con ese imbécil que seguramente me has comparado en algún momento, mejor vete, ya no quiero hablar de ti.
Ella: No se por qué sigo aquí cuando más me botas, no sé qué hiciste en mi que haces que no me vaya.
Él: …pero te fuiste, así que no digas más.
Ella: Nunca me fui, el hombre con el que me viste entrar es amigo de mi hermana, tiene SIDA y es homosexual.


*El lanza una mirada hacia la calle, a través del vidrio que separa el añejo café y una cuenta de 15 soles, con las maniobras de niños en cada esquina; observa a una anciana como si al observarla pudiera hacer que camine jubilosamente.

Ella: ¿Por qué miras tanto a aquella señora?, ¿la conoces?
Él: Déjame tranquilo y vete.
Ella: ¿Por qué estás vestido de negro?, ese color nunca te gustó, ¿por qué no te afeitas, que pasa?
Él: Nada, solo vete con tu acompañante que te debe estar esperando y a mí déjame tranquilo, yo no te llamé.
Ella: Me voy, yo únicamente quería saber cómo estabas; algo de tu antigua ternura.


*Ella se puso de pie con la vehemencia de las chispas de aceite que salen de una sartén, con esa extraña picazón y molestia, con todo eso ella lo miró fijamente mientras él no quería hacer lo mismo.

Él: ¿Quieres escuchar algo tierno?
Él: Mis padres y mi hermano menor murieron anoche en un accidente automovilístico, se mataron en una autopista, no hubo curiosos, no hubo noticia, no hubo velorio, los lloré en silencio, no pude estar con ellos ayer, me odié por eso; pero ya no puedo hacer nada, ellos también se fueron.


*Ella se sentó, ahora con la pasividad de una tarde de verano.

Ella: ¿Por qué no me dijiste nada?
Él: Porque te fuiste.
Ella: Nunca me fui. Te extrañé.
Él: No te atrevas a decir eso, no me extrañaste, tú no eres mía ni yo de nadie; así son las cosas o ¿creías que íbamos a estar juntos toda la vida?
Ella: Lo pude soñar, no asesines eso.
Él: No lo hago. Mientes, ¡mientes! Como todos, por eso te fuiste con otros, por eso y por mi gran mentira.
Ella: Yo jamás me fui de ti. (¿Qué mentira?, ¿en qué mentiste?)
Él: Nunca me escribió nadie del pasado, ni mujeres anteriores ni nada de nada, yo me envié esos correos.
Ella: ¿Por qué, para qué?
Él: Por ti. Para ver lo que sentías, solo escuchaba pero no lo veía, no lo olía, no lo sentía más allá de las palabras.
Ella: …Yo también te mentí.
Él: ¿...y tú en qué?
Ella: Siempre trabajé sola, únicamente inventé eso porque te odié en ese momento, no aguantaba que pases más tiempo con alguien más.


*… se rieron irónicamente, como cuando se está totalmente resignado a una realidad que jamás será como la mayoría de los mortales quiera que sea.

Ella: ¿De qué te ríes?
Él: Yo jamás tuve secretaria.


*Ella lanzó una cachetada sobre su mejilla, sintiendo el rose de su mano con la barba que él no había cortado, sintió algo así como acariciarlo al mismo tiempo, sabía que con esa mano le estaba produciendo un dolor como picazón en el rostro.


Él: Somos una mentira, mejor sigue tu vida, yo la mía.
Ella: No. No puedo dejarte, no quiero.
Él: Míranos, todo se trató de nada, no existió o tal vez sí; la distancia nos traicionó, el tiempo nos amedrentó y se lo permitimos.
Ella: Si, pero jamás dejé de pensarte.

Él: …sólo quiero ir a casa.
Ella: Ven a vivir conmigo.
Él: No puedo, mi trabajo…
Ella: Entonces yo iré contigo, vamos a nuestra casa.
Él: No tenemos “esa casa” no tenemos nada, sólo este momento.
Ella: Mentí. Hace varios meses compré una casa, no iba porque me sentía sola, la compre por nosotros al poco tiempo de aquella discusión, no es muy grande, es casi toda de madera, es como añeja y muy fuerte como de las que tanto me hablabas. Sé que aún en las noches me extrañas.
Él: Mátame ahora.
Ella: ¿Por qué?
Él: Porque no quiero a nadie más que no seas tú.




1 comentario:

Anónimo dijo...

demasiado bueno d verdad... al comienzo Coleraa.. pero al final .. llore =( ..